Hoy la sombra se desliza con la fresca,
es mediodía y un círculo imperfecto
brota ante mí sobre la mesa
a través de las ramas del naranjo
y rezo desde el silencio:
luz del día, oye a tu hijo
que escapa del descontento.
Ella viene con su ramito de tomillo
mezclando los aires al pasar
los olores que respiro,
su ser en forma,
viene y me toca su perfume
en breve instante el alma.
Me dejo dormir en el lomo del árbol conocido.
Hay una confianza desigual en la siesta,
todo parece entrar en este tiempo sin tiempo,
en esta especie de agujero sin fondo.
El que estuvo preso sabe que la cárcel
existe primero en nosotros.
Las paredes pueden ser fronteras
o mares o costas.
Alejandra Méndez-