Poemas

Segunda plegaria

Cada noche me siento en la butaca de siempre

y amparada por la oscuridad de la sala

olvido durante dos horas el agobio y mi pena.

De vuelta a la casa vacía

me arrodillo ante una estampa del Corazón de Jesús

y recito el salmo aprendido en un retiro

No te quedes lejos de mi porque estoy atribulada;

estate cerca porque no hay quien me ayude.

 

Giovanna Pollaolo-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *