Poemas

El ojo de los días

Aún humea el ojo de los días.

En el templo las voces bordan los cielos

y las lluvias bendicen lenguas dolientes.

Un espíritu se ha levantado desde las fauces del océano

y su aliento incendia jardines de piedra.

El silencio tañe muérdago,

un ojo ríe

y cuerpos perdidos hienden la ausencia.

No hay salvación,

todavía el alma pena.

 

Daniel Chirom-

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