Aún cuando olvidó
lo presentía.
Reencarnada en la tierra
no fue puma ni torcaza,
ni pétalo de flor
anaranjada,
ni hoja, ni uva
de vendimia,
ni piedra molida
entre calizas y arenales.
La parieron mujer.
Fue casi nada.
Quiso traer la historia
en los recuerdos propios.
La voz de los siglos
ordenó el retiro en la memoria
y dictó una sentencia inapelable:
la declaró urbe et orbi
amazona rebelde del designio,
inexculpable, delincuente, condenada.
Alicia Duo-