El miedo relampaguea
en las esquinas del alma.
Repta gelatinoso en el empedrado
buscando farolas inertes
y hunde su uña sucia y maldita
en la carne indefensa.
Se baña en pantanos podridos
de vómitos maldicientes,
ofende la paleta colorida
de un pintor espantado.
Se cuelga, se hamaca,
ríe carcajadas que siembran
amaneceres tajeados
y triza noches con zarpazo helado.
Huir con la cabeza volada
hasta volverse incorpóreo.
Cecilia Bigetti-
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