Poemas

Una visión de mi adiós

Cuando el tiempo arrebate impiadoso mi pensar, la posibilidad de amar, el placer de compartir, y mi alma me abandone apresurada, casi huyendo, llamada por una voz casi inaudible; no iré muy lejos. Estaré por aquí… aquí muy cerca… luchando por quedarme en este lugar del que ya no soy.
Dolorosos latidos en mi nada, temeroso como en una pesadilla inexplicable; andaré vagabundeando sin destino, solitario, entre sutiles tinieblas misteriosas, en un excitante y voraz sendero, digno de valientes guerreros de armadura. En un laberinto de cántaros sedientos, de una languidez desagradable, entre cosquilleos de lujuria y un dolor desgarrador. Donde ya no sirven los sentidos, donde no existe el final, donde la música es un silencio hostil, casi Divino.
Y cuando ya ninguna oración se rece en mi memoria, cuando a mi última foto la esfumine el ocre despiadado de lo añejo, buscare la paz y la enceguecedora luz que la ilumina en una explosión de remolinos desbocados, casi hirientes, nada humanos, donde un pequeño destello de oscuridad no es concebible.
Iniciaré un abandono resignado y con nostalgias, del instante que ya fue… esa maestra sinfonía de vivir.
Y partiré… hacia mi aciago destino.
Sólo entonces partiré, devolviendo lo prestado en aquel pacto. Lo haré sin compañía, con un ritmo de pequeños pasos fatigados.
Desnudo, enjuto, con manos vacías y encorvado como un árbol azotado por un implacable viento huracanado. En un desconsolado llanto.
Como cuando una vez llegué.

 

Guillermo Passos – Abril 2013-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *