No basta una guitarra para desnudar una canción,
no basta unas prosas para descubrir
una historia de un poeta.
No bastan la oscuridad, el rencor,
el vacío ni el fracaso para doblegarme
ante un destino que se atrinchera con la amargura
de un ser que se arrastra atormentado
por las calles, de sentimientos, que me hacen
sumergirme cada vez más en la tortura
de que estés conmigo y estar sin ti.
No bastan las lágrimas de mis razones
para sentirme solo.
No basta la luna para deleitarme en la belleza
de algo maravilloso, no basta tu mirada
para transportarme a un estado
de trance al optimismo.
La lluvia desborda las pupilas de mis ojos,
los truenos retumban en mis oídos y un vendaval
de injusticias golpea en mi interior
pero no basta todo eso para renunciar a la vida.
Y… ¡estás ahí!, tan fría como un bloque
de hielo, tan incomprensible como las palabras
de un niño que paneas comienza a hablar,
tan ignorante como la desidia de mis días,
pero tampoco basta para dejar de perseguirte
ni de sacarte de dentro de mí.
No bastas tú para ser yo.
Armando Trías Cruz-