Desolado y taciturno mi flechado,
su lamento mustio deja escuchar,
la congoja de su afecto desdeñado,
ya naufraga en las ondas de la mar.
Cruel verdad a mis oídos ha noticiado,
lealtad fingida de tu vano amor,
de ira ruge cual feroz hambreado,
afligido llora su infame dolor.
Más de pronto cesa en su gemido,
suave ríe simulando su pesar,
promesa, a su esencia ha ceñido,
a otra mujer amar…¡jamás!
Antonio José Berrios-