Poemas

Historias de mi mar

El mar, en toda su inmensidad se deja merced y se deja amar, como el niño recién nacido en los brazos de la madre.
Me gusta contemplarle y admirar su deleitable belleza y su infinita esencia.
Es poderoso y arrogante, como el tronco de roble que se rige hacia el cielo. Es majestuoso y placentero, como el águila imperial cuando surca los cielos. Es fiero y voraz, como el león en su trono. Pero también puede ser delicado y amoroso, como la más bella flor. Dulce y sumiso, plácido y sereno, sonriente y halagador, como el amante más tierno.
Sus olas, al descargar sobre las rocas, despliegan sus cantos y abren sus alas en armoniosas danzas, que te invitan a soñar…
Mi mar… El que siempre me escucha… El que me da paz…

María Rodríguez-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *