Por la parte donde se escurre el
tiempo
María ahoga la novela
de pintarle oscuras manchas
a su parte íntima.
Nadie sabe por qué sola
en el parque aguarda,
con los ojos mirando,
que aparezcan verdes colchones
en que subir y bajar la
muerte.
Alguien pregunta:
¿Cuánto cuesta sentarse en su
banco?
Nada es falso cuando talento
te regalan golondrinas y cangrejos.
Lee a Lezama pero duerme.
Por la parte que rodea el río
María habla a los peces sordos.
Cuando el pescador asome,
volverá a pedirle que se duerma
donde nadie discute y todos
piensan.
Por la parte ancha de los potreros
un corcel corre sin dueño;
María le llama suerte,
suerte.
Cuando venga la noche
y ponga frente a sus ojos
la enfermedad de su piel,
nadie
le sostendrá el cuerpo.
Será una masacre de animales y
la ansiedad de ser libre.
Del libro de la autora: Cuando despierten las tortugas
Anabel Vera Suárez-