Poemas

Sin tocarse

Ella lo amó hasta lo incomprensible. Él ni se dio cuenta.

Después de tantos años esperándolo, cuando Andrés enviudó, Norma creyó que había llegado el momento en que se fijara en ella, pero el hombre ya se había embelesado con otra boca, y tampoco se dio cuenta.

Ya eran dos ancianos sumergidos en el espanto de la soledad cuando él se cercioró de que ella lo había amado en silencio. Doña Norma se ilusionó en que, al fin, podrían caminar lo que les quedaba agarraditos de las manos…

… Esta vez, fue la muerte de Don Andrés la que se impuso, lo encontraron sentado bajo el paraíso con el mate tan frío como él entre las manos.

Fueron como en las cavernas, donde las estalactitas del techo y las estalagmitas del suelo demoran siglos en tocarse.

 

Con los pobres humanitos es distinto… ¡La vida es tan breve!

 

Emilio Núñez Ferreiro-

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