Poemas

La doma

El arisco alazán baila en pasiones

irrefrenables. Sube bien la testa,

que orna de espuma. Grita su protesta,

sacude con furor sus negaciones.

 

Patas tensadas sin vacilaciones.

Rezo salvaje que no halla respuesta.

Relincho solitario que contesta

al hombre que aparea pretensiones.

 

La rienda inteligente o el azote

hace bajar las crines y el cogote,

del caballo que acepta ser rendido.

 

Apretado se siente en el paseo

y manso al fin, admite ese vareo.

mientras traga vergüenza dolorido.

 

Laura Beatriz Chiesa-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *