No se aprende del pasado,
hoy sigue habiendo guerras
en muchos pueblos del mundo,
sin que nadie ponga fin
a esta inmensa barbarie,
a este dolor tan profundo.
Las fábricas de armamentos,
los venden osadamente
a los países más pobres;
sólo el pensarlo me aterra
¿Por qué existe hipocresía,
también en nuestra tierra?
Envían muchos soldados
a países de contienda,
otros, quedan en reserva.
Los que nos gobiernan dicen
que van a instalar la paz…
quizás alguno no vuelva.
A padres, esposas e hijos,
con una inmensa tristeza,
los días se les hacen años,
malas noticias les llegan
de esos seres tan queridos,
que marcharon a la guerra.
Regresarán con secuelas
por los horrores vividos;
unos pierden brazos, piernas;
otros, pierden los sentidos
más lo más terrible está
en que vuelvan fallecidos.
En el lugar del combate
la población civil huyó,
se marcharon con lo puesto
y con sólo sus recuerdos,
el camino lo sembraron,
con las huellas del dolor.
Si con sensatez pensarán
aquellos que nos gobiernan,
existiría concordia
y una tierra sin violencia.
¡Viviríamos en paz
nunca más habría guerras!
Laura Ortega Rodríguez-