Espías la ternura
De la sangre,
Que se manifiesta
En deseos.
Deberías lamer la triste sangre
Con tu lengua de perro pecador.
La noche mezquina e inquieta
Se persigna ante un viernes santo,
Huyen los sermones
De la sangre quebrantada.
Los ojos desconocen,
Lo desnudo de la muerte:
Aparece mezclada en
Lágrimas
sudores.
Creo saber:
Que no vuelves
Con tu deseo fúnebre.
Absorta la sangre
Desvela que ya casi, te has muerto,
He visto tu cadáver
Cabalgar en sueños.
Ángela Cardozo-