Poemas

Cabeza de medusa

Asomada con mi enorme cabellera a la ventana del mar.

Entre las transparencias del agua y del aire veo subir un pájaro.

Nos amamos en el templo.

Siempre hacen los cuerpos un templo del sitio del abrazo

donde se vuelve a ligar lo desligado.

Él se enredaba en mí como en una interminable serpentina de algas.

Yo resbalaba en él hasta llegar al hueco del deseo

Después lo de siempre,

Poseidón me entregó indefensa.

Sembraron de serpientes mi cabeza.

No pude mirar sin volver de piedra lo que miraba.

Al final, como la de tantas mujeres, rodó mi cabeza.

Con un sueño de redes en el pelo.

Una mirada propia de luz que no se baja.

Y un abrazo de agua para la hoguera de las

OTRAS, de resplandecientes, estremecedoras…

cabelleras inadaptadas.

 

Cristina Villanueva-

 

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