Te llamo con los ojos del corazón
y vuelvo a respirar.
En mis días más grises
sale el sol
y en las noches más blancas aparece tu silueta morocha.
En tu suave caminar
me seduces.
La luna quedó triste cuando te marchaste
aquel día, cuando pienso en tí ya nada importa…
Solo tú…
Héctor Amado Montenegro-