Me voy quedando sola
con mi lado animal,
el feroz lado que me corre
por las venas oxidadas,
el instintivo lado
que me lleva
una y otra vez
al pecado original,
el inteligente lado
que me permite la supervivencia.
Ser animal no cuesta tanto,
ya casi me acostumbro al jadeo,
a la soledad y al hambre,
mis gritos se oyen más fuertes
en la oscuridad,
en la espesura,
mis ojos ven a distancias impensadas.
Atrapar mi presa…
eso todavía no lo he aprendido.
Fernanda Escudero-