No entiendo las cosas al derecho,
mi fe flaquea y me enceguece
y no puedo verme en el espejo,
del otro lado del muro
se oyen voces,
allí afuera,
debe haber algo que me interese,
que me arrastre compulsivamente
a consumir,
algún mercado de pocas pulgas
y muchas telarañas,
donde una bruja anciana
me sirva un brebaje para tomar,
el cielo luce su velo de gases letales,
si salgo me puede asfixiar,
pero si me quedo
no se cuánto voy a aguantar,
enredado en una cápsula
con pelusas de ombligo,
ansioso por cada minuto
que se acerca
y pasa a toda velocidad,
tal vez encuentre una orilla
y arroje piedras al mar,
y mire a la gente pescar,
desde mi cima nevada del Himalaya.
Martín Ojeda-