Ya la vida cansada venía,
levantando polvareda,
me desprendí
de mi mismo, decía,
sutil fisonomía
en la lontananza veía.
Espejismos como vorágines
se acumularon en la existencia,
me arrastraron por la senda
y dejé pasar la incongruencia.
Pupilas vidriosas
de reflejos partidos
de amores deshechos
de sucesos perdidos
llenaron mi biografía
de una incorpórea desolación,
siendo la sombra más oscura
tal vez que mi propio yo…
Busqué hospicio en mi alma
aquella no me abandonó
rendirle culto a la vida
resultó mi profesión.
Bárbara Himmel-