Con el último rayo de luz, desvaneciéndose ante mi
la noche, pausadamente se me volvía a presentar
con sus miles de chispas blancas, como acompañantes
abrían nuevamente el telón, a mi fatídica tarea.
Mis ojos absortos, escrutaban en el oscuro firmamento
las distintas órbitas, trazadas por las blancas chispas,
en busca de la más deslumbrante conocida por ellas.
Curioso destino egoísta, nos fue encomendado a ambos
el cual, creado antes que las Nornas comenzaron a tejer,
presagió mi incontenible odio e ira, que seguirían a tu ser.
Abrupto corte, puse al presente pensamiento reflexivo
al notar tu estrella singular, el oscuro firmamento surcar
con bríos te perseguí y pronto te conseguí apresar
tu fin gozaba, hasta que el mismo ruido me hizo ceder.
El hastío copaba, como de costumbre, mi fatigado ser
deseoso de terminar, con este cometido redundante
carente de un visible desenlace, pero dueño de uno
provocador y egoísta, se repetirá hasta ese día llegar.
F. D. Soliatis-
Pingback: 5 de septiembre de 2012 : : Cronica Literaria