Asombrosa escultura erguida
brilla frente a un mar filoso
que le escupe espuma
y aliento de olvido.
Un silencio de presentimiento
la cubre hasta las entrañas
de arena y coral;
de dementes que no la olvidan
Hambrienta de rebelión
crea marejadas;
rugidos de piedad
se oyen en las rocas.
El revoltoso, tácito,
calado de monolito,
solo reza
adorando sus formas.
Suplicando por la sensación
que crea en su ser
esa obra esculpida
por todos los todos.
Imanol Prieto-