La noche está sedada de silencios,
vestida de preguntas,
de incienso perfumada.
Hay ojos que la observan
desde lejos del tiempo y de la aurora.
Danzan hombres de humo
llamando a la conciencia primigenia,
sus sombras se proyectan
más allá de la luz y sus recelos,
buscan echar raíces
en la sagrada madre que es la tierra.
En ella se diluyen,
en ella son plegaria
mientras la luna llena
-un fantasma burlón de sangre y plata
se remira en sus sueños y los roba.
Y una voz, como daga,
quiere besar su brillo,
yacer con ella.
Ramón Luque Sánchez- de Revista Poética Azahar –