Poemas

Flor del campo

 Si te buscan, te lloran, y te ruegan

con el ansia brutal, clarividente,

y entierran a sus muertos desalmados

en el rato en que miras como llueve,

si dan traspiés en tu mojada alfombra

cuando tu boca dice que me quiere,

si llegan al jardín de tu piel blanca

en los días que sólo les conviene,

habrás de recordar…

Que no te busco literariamente.

Comprendo poco a poco algunas cosas,

todo es largo en la vida y es tan breve,

las miradas que tocan tus palabras

se arrastran al igual que las serpientes.

Yo vengo de una herida clandestina

por eso mi sonrisa todo teme.

¿Has visto al sol llorando de alegría

o camellos echados en la nieve?

¿Has visto la ternura de un poeta

decir las cosas mojigatamente?

Mundo feliz de historias prematuras

de luces ignoradas que se pierden,

tropel de gallos giros en la tarde

asustados por perros que no muerden.

¿Donde estás? Flor del Campo, ¿Dónde estás?

¿Por qué no vienes y mis labios hieres?

Yo tuve dominós entre mis manos

los miércoles domingos y los jueves,

y tú sólo tuviste la simpleza

de hacer las cosas complicadamente.

 

Y yo todo lo miro con tus ojos,

y yo siempre te ruego y nunca vienes,

te lanzas febrilmente a tus angustias,

obviamente me admiras y me temes.

¿Quién pregunta por mi? ¡No lo recuerdo!

yo soy el pasajero que en los trenes,

por no tener la charla de ninguna

suspira con placer, leyendo a Becquer,

¡Mira mis manos! Escribieron cosas

en la infinita soledad de el viernes,

añorando un pueblito, como tú,

con plaza, con iglesia y feligreses.

Hoy yo quiero llorar, ¡llorar a mares!

¡Gemir hondo y profundo muchas veces!

Llorar como los sauces de la acequia,

llorar como la gente en los andenes,

llorar por el vacío que me causas;

¡Llorar porque te llamo y nunca vienes!

 

Humberto Garza C.-

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