Aire amargo de invierno que llegaste
de repente y hacés arder el verde
que retrocede. Los átomos son blancos
y el frío no me deja decir más
que el frufrú tembloroso y palpitante
de mi cuerpo sentado. Ya pasé
la mitad del camino y es un caos
de líneas de un trineo que la nieve
tapa y el barro ensucia. Ni una hoja
limpia se salvará, tan sólo el tenue
sonido de los cascos de un caballo invisible
que sigo alimentando con savia artificial.
Aire amargo de invierno, te callaste
de pronto, despreocupado. ¿Será el tiempo
que se distrae, el árbol que se descuida
y pierde todo el follaje? ¿Qué perdí
enfriando el ritmo con la pura nada?
¿O alguien puede prever la primavera,
ácida y dulce, sin ideas de la muerte?
de El descuido, inédito-
Silvio Mattoni-