La naturaleza en ocasiones resuelve
acomodar el desastre humano.
No vayas a esperar que un rayo caiga
en las oficinas centrales del hambre [corregir esto]
Para cuestiones así,
pico y pala. Mi abuelo me decía:
No sea holgazán. Si te caés al río,
no toda la culpa de tu muerte es del agua.
Hay gaviotas que comen desperdicios
en los basurales de Catán.
Desde la tumba de él puede verse
cómo se pechan en su alta cumbre
—esta imagen de lo natural es bella—
a una distancia inofensiva.
Uno sabe que llega al cementerio este
porque huele un perfume de cosas que se pudren
como desde una habitación cerrada.
¿Sospechaba mi abuelo que iría a terminar
en un paisaje con gaviotas
cuando removía la basura en el mercado
para encontrar su alimento?
¿Que el lugar es un extraño paraíso?
¿Que las cajas de vino que fue tirando
a lo largo del camino a la cirrosis
acabarían tan cerca de él?
Brian Álvarez-